• Cuando un niño presenta problemas en su desarrollo evolutivo, a nivel de lenguaje, de habla, de audición, de voz, de comunicación, etc.

• Cuando un paciente presenta problemas en su habla. Puede ser debido a una dislalia (el niño tiene problemas para emitir un fonema, distorsionándolo, omitiéndolo o sustituyéndolo por otro fonema), a una disglosia (por ejemplo, nace con alguna malformación orgánica como labio leporino, paladar hendido o fisura palatina), cuando el niño o adulto presenta problemas de fluidez (tartamudez) y cuando presenta trastornos del habla debido a una disartria o alteración en el control muscular de los mecanismos del habla.

• Cuando el niño muestra dificultades en el lenguaje oral, tanto a nivel de comprensión como de expresión.

• Cuando el niño tiene problemas con la lectura y/o la escritura.

• Cuando un sujeto presenta problemas en su voz, ya sea por la ausencia total de la voz (afonía) o por una disminución de su capacidad fonatoria (disfonías).

• Cuando el paciente padece una hipoacusia o sordera.

• Cuando un sujeto presenta problemas con el lenguaje una vez que lo ha adquirido (Afasias, demencias: Alzheimer).